Cultura
jueves, 30 de abril de 2020

La Mujer de la Casa de Hielo

Por @soysandrakan

Obra de Valeria Conte  FOTO: WEB
Obra de Valeria Conte FOTO: WEB

Una de las personas más impactantes que conocí en mi último viaje a San Martín de los Andes es una artista que, literalmente, construyó su casa en hielo imaginando cómo sería su actual hogar cerca del Lago Lolog, en el Departamento Lacar del Neuquén.

Sentados frente al hogar de su casa de adobe, Valeria Conte McDonnel nos mostró en video, una historia. Cómo con el cielo como tela y dando forma a sus esculturas de alambre, caña y líquenes emplazados en el bosque armó unas grandes estructuras de 5 o 10 metros que fueron tomando forma entre sus manos. Su soñada su casa de hielo.

Cada noche, hace una docena de años y mientras vivían en un galpón, ella y su compañero de vida construían su casa con hielo y alambre, a fuerza de regar desde las 3 de la mañana hasta que el agua se condensara y comenzara a tomar forma para transformarse en una habitación, una cocina, un baño. Y a mitad del día, bajo el sol que apenas calentaba el invierno, la saca de hielo volvía a derretirse para que ella volviera a a construirla otra noche más.

Valeria es especialista en lo que los artistas contemporáneos denominan “acción performática”

Mi relato de su historia

Primero tendió dos tanzas largas agarradas a cuatro estacas. Las tanzas debían ser capaces de soportar el peso de la chimenea, la mesa ratona, la jarra, la cama, una mesa con sus sillas, el marco del espejo y un sillón hamaca donde Valeria se sentaría a descansar cada fin de jornada.

La construcción de la base se llevó un buen tiempo. Había que crear los perfiles de alambre y estar largas horas parada sobre la nieve. Si tenía suerte había nevada copiosa, si no a levantarse del galpón a las tres de la mañana y empezar a regar. Cada media mañana cuando el sol se elevaba sobre el pequeño valle que rodea al Lago Lolog, la casa se derretía y había que comenzar otra vez y otra vez.

Los hilos de agua y el frío creaban una consistencia frágil de hielo vertical. La casa iba tomando forma desde la imaginación al paisaje. De pronto, temprano en la mañana al terminar el riego una bandada de pájaros cruzó  la sala mientras Valeria estuvo sentada un largo rato en su silla hamaca. Se funde en el hogar pensado, enredada en su falda marrón y con su gorra colorada. El rojo de la lana es casi el único color que rompe el blanco-gris del entorno nevado.

Valeria se levantó y acercó las manos al esqueleto de chimenea. Friega entre si sus manos ateridas de frío pero se regocija. De ese mismo sitio surgirá algún día el calor del hogar. Sobre la cocina hay un proyecto de cacerola y ella se acerca y revuelve como si fuera de ahí que sale el aroma a hongos e hinojos que inunda el espacio.

Los hilos congelados comienzan a desmenuzarse lentos porque sube el sol. Entre los árboles susurra el viento y la casa se va deshaciendo de a poco. Lo que se llevó toda una noche de dedicación desaparece en apenas dos horas. Pero ella volverá a esperar la nevada para ver surgir la casa del hielo otra vez.

El cansancio se apoderó de Valeria y Tomás le sirvió en un plato blanco una buena porción de risotto con queso natural para que entre en calor. El ha traído leña y prendió fuego en el hogar del galpón pero el frío gélido del sur se hizo sentir en ráfagas caprichosas. Anocheció temprano.

A dormir. A las tres de la madrugada ambos se levantarán entre sombras y, si no está nevando, comenzarán a regar otra vez. La casa de hielo se erigirá en el horizonte. Noche tras noche durante treinta, sesenta, noventa noches.

Cuando llegue la primavera habrá terminado todo. O habrá comenzado otra vez.

Para cargar el video http://www.valeriaconte.com.ar/obras/5_el-frio-va-a-pasar